“Cuida tu cuerpo. Es el único lugar donde tienes que vivir ". - Jim Rohn
Hoy en día nos hemos acostumbrado a "cuidar" nuestro cuerpo "por los números". Hacer ejercicio para quemar un cierto número de calorías, caminar un número determinado de pasos al día, trabajar las horas que el trabajo nos impone, contar puntos o calorías en las dietas, mantener o reducir un número en la báscula o en la talla de nuestra ropa... todo esto lo hacemos sin escuchar a nuestro cuerpo, tratando de cumplir para conseguir objetivos numéricos.
Estas obsesiones no solo nos llevan a un estado de agotamiento físico, sino que además pueden llevarnos a un estado de depresión y fracaso, al no lograr estos números que nos imponemos.
Quizá estás haciendo ejercicios que te producen dolor, o ejercitas tu cuerpo más horas de las que puedes aguantar, o sigues una dieta que te deja con hambre, hinchada o cansada...
Y es incluso posible que culpes a tu cuerpo por no ser lo suficientemente fuerte por mantener este ritmo que te impones, para cumplir con los objetivos numéricos.
Pero la verdad es que tu cuerpo no tiene la culpa. El problema está en no saber escucharlo. Tu cuerpo te habla todo el día, te envía mensajes que debes escuchar para mantenerte saludable y feliz.
¿Qué pasaría si te olvidaras de esos números y empezaras a confiar en la sabiduría de tu cuerpo?
Hoy quiero compartir contigo algunas técnicas que te ayudaran a conectar con tu cuerpo, para que puedas escucharlo y satisfacer así sus necesidades.
Respeta a tu cuerpo
Empieza a hablar a tu cuerpo con amor y respeto. Sino sabes cómo hacerlo, repite el siguiente mantra:
Querido cuerpo:
Te amo exactamente como eres.
Te agradezco todas las cosas que has hecho por mí a lo largo de mi vida.
Te respeto por todas las cosas que haces por mí a diario.
Te honro por tener la sabiduría de saber sanar.
Confío en que me cuides y yo me ocuparé de ti.
Prometo que siempre te escucharé y te daré lo que pides para sanar y prosperar.
Mi querido cuerpo, te hablaré con amor y cariño mientras estemos juntos.
Gracias.
Comprométete a reemplazar cualquier pensamiento negativo que tengas sobre tu cuerpo con pensamientos de gratitud por lo bien que funciona tu cuerpo y de cuántas maneras te sirve durante todo el día.
Si lo necesitas, elige las partes de tu cuerpo que más te gusten, y cuando cualquier pensamiento negativo sobre tu cuerpo aparezca en tu mente, reemplázalo con un pensamiento positivo sobre las partes de tu cuerpo que más te gusten.
Conecta cuerpo y mente
La forma más fácil de conectar tu cuerpo y tu mente es combinando tu respiración con tu sentido del tacto.
Empieza poniendo tu mano sobre tu corazón. Observa cómo tu corazón late debajo de tu palma y cómo tu pecho sube y baja con cada respiración que tomas. Ahora cierra los ojos y respira profundamente en tu vientre. Aguanta un momento y luego exhala lentamente.
A medida que continues respirando profunda y rítmicamente, centra tu atención en el sonido de tu inhalación y tu exhalación. Inhala y exhala mientras te sigues relajando.
Ahora, escucha a tu cuerpo
¿Está tenso? ¿Relajado? ¿Cansado? ¿Hambriento? ¿Sediento? ¿Nervioso? ¿Hay alguna parte de ti que esté tensa o rígida? ¿Hay alguna parte de ti que se sienta adolorida o ansiosa?
Tómate un momento y escucha con atención. Es posible que te sorprendas de lo que se aprende sobre lo que realmente está sucediendo dentro de ti mismo.
Pregúntate que necesita tu cuerpo en este preciso momento
Pregúntale a tu cuerpo qué necesita en este momento para sentirse mejor de inmediato. Cuando responda, prepárate para honrar esa necesidad.
Si tu cuerpo se siente ansioso, utiliza una técnica de meditación o de respiración para calmar tu ansiedad.
Si tiene hambre, come una pieza de fruta.
Si tiene sed, bebe un poco de agua.
Si está inquieto, tómate un descanso y sal a caminar.
Si tienes dolor o rigidez, haz una sesión de yoga que te ayude a estirar tu cuerpo.
Si estás cansado, toma una siesta. Si no tienes tiempo para siestas, regálate unas vacaciones de dos minutos. Cierra los ojos e imagínate relajándote en un lugar hermoso y tranquilo. Deja que tus preocupaciones y agotamiento se prolonguen durante esos dos minutos mientras absorbes la sensación de calma y relajación.
Pregúntale a tu cuerpo qué necesita para mantenerse saludable en un futuro
Tras satisfacer las necesidades inmediatas de tu cuerpo, pregúntale que necesita a largo plaza para sanar y prosperar en el futuro.
¿Necesitas hacer ejercicio físico de forma regular?
¿Necesitas incluir más frutas y verduras en tu alimentación?
¿Necesita reemplazar tu colchón para dormir mejor?
¿Necesitas pedir ayuda en el trabajo o en casa?
¿Necesitas meditar?
¿Necesitas perdonarte a ti mismo o a alguna otra persona?
¿Necesitas empezar a hablar por ti mismo?
Una vez que sepas lo que tu cuerpo necesita para ayudarlo a sanar, decide qué pequeña acción puedes llevar a cabo ahora mismo para introducir esos cambios saludables a largo plazo. Comprométete a incorporar ese pequeño cambio. Luego, comprométete a dar otro pequeño paso mañana y al día siguiente, para que se vayan convirtiendo en hábitos saludables que forman parte de tu día a día.
Deja de vivir "por los números"
Deja te guiarte por esos números y permite que tu cuerpo te guíe hacia una vida saludable y llena de paz.
Ahora ya no tienes miedo a fallar, porque tu cuerpo no se puede equivocar. Tu cuerpo siempre sabe lo que necesita.
Y recuerda que tu salud y tu bienestar es lo más importante, no solo para ti, sino también para las personas que te rodean. Lo que pienses y sientes es importante. Tu cuerpo es importante. Y cuando honras a tu cuerpo, tratándolo con amor y respeto, responderá de forma positiva.
"Y le dije a mi cuerpo suavemente: Quiero ser tu amigo. Y mi cuerpo respondió: He estado esperando toda mi vida por esto". ~ Nayyirah Waheed
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